lunes, 18 de mayo de 2009

Con 5 años

Mi infancia había ido bien hasta que tuve conciencia, entonces, dejé de ser feliz, descubrí que no era el mejor, ni el más gracioso, ni el único.

Llevaba una bolsa amarilla con libros entre tantos otros niños, y me alejaba de mi madre y tenía que ser así y yo lloraba al sentirme abandonado.

Luego me encontré con un grupo de niños, mis amigos durante años y años, aunque todavía no lo sabía, todavía recuerdo su aspecto fiero, aunque ahora los recuerdo con cariño. A mi lado, estaba el más chungo, un repetidor, un fracasado, que no me cayó bien hasta que me hice su amigo.

Los profesores eran gente mayor, que no hacían más que mandarnos callar, debieron enseñarme mucho, aunque no recuerdo qué, y así empieza mi vida, una vida como la de cualquiera, insignificante, a veces alegre, a veces triste, a veces aburrida, incluso feliz, pero no como antes, nunca sería como antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario