viernes, 31 de julio de 2009

La adolescencia

No sé cuando me hice adolescente, quizá fue cuando dejé de ser niño, aunque si es eso, quizá tampoco he dejado de ser adolescente, en fin, según me contaron me había convertido en un aolescente, las señales externas eran unos granos, el cuello alargado, el cuerpo desgarbado, la voz de hombre con gallitos.

A veces, he oído que es un despertar por el deseo por las chicas, aunque no lo creo, a mí siempre me gustaron, es verdad que sea el despertar del sexo carnal, aunque carnal, tampoco es la palabra, porque salvo lo propio, lo ajeno era pura imaginación, si acaso, algo visual, seguro que no era carnal, ¿manual?

Entonces, recuerdo que las cosas que me gustaba hacer, no me dejaron de gustar, pero daban vergüenza, como jugar a los soldaditos, a las chapas, soñar dejó de ser una opción deseable y había que pasar a la acción y la acción, torpe, insegura, dejaba mucho que desear.

Y soñé ser un hombre importante, un héroe, soñé llegar a la gloria por la acción, soñé conseguir el amor o no tanto de muchas chicas, y bueno, por suerte, no conseguí la mayoría de las cosas que soñé, porque para ser como soy, han hecho falta, tantos fracasos, tantos sinsabores, tantas meteduras de pata, ¡qué vergüenza! acordarme de mi mismo, qué orgullo, cuando las hice bien, qué marrón, cuando la cagué, cuando me emborrachaba adolescente, demasiadas veces, qué borracho, qué miedo me daba la vida, cómo quería evitarla, amortiguarla, cuando toda la vida era vida, qué tontín, que mamón.

Y ahora, soy importante, no de la manera en que pensé que sería ser importante entonces, o como creía que eran las personas importantes entonces, pero quizá mejor, quizá peor, pero no supe ser mejor, lo intenté, al menos. Ahora sé qué es ser importante, valoro a muchas más personas que cuando era pequeño, los que creía pobres hombres, resultaron ser gente importante, los que creía importantes, muchos resultaron mequetrefes, soberbios y pedantes. Otros lo fueron realmente, aunque yo ya no podía ser como ellos, pasó, su tiempo pasó y yo solo podía ser como soy.

A veces, me gustaría haber sido otro adolescente, a veces no, dejaría todo como está, a veces, querría haberme fijado más en algunos detalles, haberme parado más tiempo a hablar con gente que me interesaba o con gente a los que yo interesaba, quizá, aunque la verdad, es que sigo siendo el mismo y después pensaré lo mismo que ahora, aunque quizá con menos errores, con más aciertos, con más humanidad, con más atención a esos detalles que pasan de largo y no vuelven o quizá siempre vuelven, como decía Jorge Manrique y es tan pasado lo vivido como lo no hecho, y llegados son iguales los que viven con sus manos e los ricos.

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